La última evolución del Nissan GT-R, mostrada recientemente en el Salón de Nueva York ha eclipsado el debut internacional de ‘Robin’, como le apodan sus propios creadores.
Los especialistas polacos han modificado la carrocería apostando por una decoración bicolor para la carrocería que ensalza las líneas del supercar nipón. La clave es un tono gris cromado con efecto espejo que cubre la mayoría de la superficie, pero que contrasta con el negro de las llantas, el alerón posterior, la parrilla delantera, el techo o el capó, enmarcado además por dos líneas rojas laterales.
El resultado final nos parece simplemente impecable y tres cuartas partes de lo mismo sucede en el interior, donde materiales de primera calidad como el cuero y la Alcantara revisten elementos como el volante, el tirador del freno de mano, los asientos o los paneles de las puertas. Además, los bacquets exclusivos y los asientos traseros, decorados en los colores negro, blanco y rojo lucen la leyenda ‘Robin’ para recordarnos que estamos subidos en un GT-R cualquiera.
En el apartado mecánico, Carlex ha apostado por realizar las mínimas reformas posibles sobre el V6 biturbo de 3.8 litros para preservar su fiabilidad, de modo que ha incluido únicamente una nueva centralita con la que no obstante, ha logrado una mejora sustancial del rendimiento. Este GT-R pasa de los 550 caballos de potencia a unos más que considerables 889 CV e incrementa el par máximo hasta los 1.085 Nm.
De momento desconocemos sus prestaciones, pero está claro que deben ser tan impresionantes como el resto de sus cifras.
Fuente: caranddriverthef1.com